Descripción

Desde el pueblo de La Concha al Portillo de Lunada, el municipio posee uno de los mejores ejemplos de valle glaciar de la región, y único en lo que se refiere a la baja altitud en que se desarrolló (600 m).

Naturaleza y ecosistemas

El tramo alto del valle del Miera se asienta en un valle glaciar labrado durante la última glaciación hace 10.000 años. El pueblo de La Concha marca el punto hasta donde alcanzó la lengua de hielo, y a partir de ahí, aguas abajo, se estrecha. El modelado glaciar también se manifiesta en los aterrazamientos procedentes de depósitos morrénicos sometidos a posterior excavación fluvial. A los prados y pastos, dominantes sobre todo en la vertiente oriental, acompaña un pequeño bosque de ribera de porte arbustivo con avellanos, robles y fresnos.

Todo el curso del río Miera está catalogado como LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) como enclave de hábitat de interés dentro de la Red Natura 2000, este municipio comparte con Soba el espacio incluido dentro del LIC denominado Montaña Oriental, que se extiende entre la sierra del Hornijo y los portillos de Estacas de Trueba (Vega de Pas), Lunada, y la Sía (Soba).

Patrimonio Arqueológico

Los principales testimonios arqueológicos existentes en el término de San Roque de Riomiera son la cueva de Covallarco y la de Cascajosas, ambas en Merilla. La primera, bien conservada, alberga un viejo horno de cal y una estructura de cierre, además de diversos restos óseos y líticos de origen prehistórico.

La cabaña pasiega

En el municipio hay ejemplos de los siglos XVII al XIX en Merilla y La Concha, en los parajes de Bernallán, La Brena, El Coburco, La Lunada y El Toral. El modelo prototipo es un bloque de planta rectangular y dos alturas. El superior, llamado payo, se destina a almacenar la hierba segada y el inferior a guardar los animales. Está construido con materiales locales, con entramados de madera y muros levantados en mampostería irregular. El tejado se compone de lastras.